lunes, 10 de junio de 2013

Batman Prevalece, capítulo 13: La batalla final, parte 1: La última risa


Capítulo 13: La batalla final, parte 1: La última risa
A la mañana siguiente, Batman había vuelto a conectar el ordenador de la Bat-computadora con el televisor de su propia casa, después de haber preparado el Bat-Móvil y dejarlo frente a la salida de la cueva. Mientras terminaba de encender el enorme monitor, Alfred ingresó en la caverna iluminada por los rayos del sol y se encaminó a hablar con su amo.

-¿Exactamente qué es lo que planea hacer ahora, señor?-Preguntó el mayordomo.

-Estar listo, Alfred-Respondió Batman, mientras usaba un pequeño control remoto negro y cambiaba de canal cada cinco segundos, como si buscase uno en especial-Si mis premoniciones son ciertas, estoy seguro de que el Joker anunciará su próximo ataque por televisión. Lo ha hecho antes y es probable que lo haga esta vez. He conectado un sistema en la Bat-computadora que me permitirá rastrear el origen de su señal en cualquier canal en el que se presente.

De pronto, la programación habitual de todos los canales de televisión se vio interrumpida por una grabación de cámara en vivo. En ella se podía observar con claridad una habitación con las paredes pintadas con rayas rojas y amarillas y un suelo de un color blanco pálido, en parte por una cierta cantidad de polvo. En el suelo había un hombre gordo de aproximadamente unos treinta y dos años, atado de las manos por una larga soga y con algunas lastimaduras y moretones en la cara. Llevaba puesta una camisa azul, zapatos negros y unos pantalones grises. El Joker, con su traje púrpura puesto y un micrófono en la mano izquierda, bailaba  cómicamente alrededor de él.

-¡Jefe, estamos al aire!-Susurró una voz fuera de escena.

El Joker reaccionó velozmente y, sonriendo sádicamente, acercó el micrófono a la cara del hombre.

-¡Hola, amigo!-Dijo el payaso-Dinos, ¿Cuál es tu nombre?

-Phil-Respondió el hombre, alzando un poco la cabeza-Me llamo Phil.

La cámara dio un giro a la derecha y mostró a otras cinco personas, tres hombres y dos mujeres, que también estaban atados y en el suelo, pero amordazados, dando gemidos de sufrimiento y pena. Cinco hombres, vestidos con chalecos antibalas y con máscaras de payaso los vigilaban, portando metralletas en las manos.

-Muy bien, Phil-Se escuchó decir al Joker-¿Podrías explicarle a los 
espectadores por qué estamos todos aquí reunidos el día de hoy?

-Estamos aquí-Decía Phil-Porque somos rehenes, y a menos que se paguen cuarenta millones de dólares, moriremos junto con toda Ciudad Gótica.

-¡Arnold, Imbécil!-Gritó el Joker-¡La cámara! ¡Hacia aquí!

-Lo siento, jefe-Dijo Arnold, mientras enfocaba con la cámara al psicópata nuevamente.

-¡Así es, damas y caballeros!-Continuó el bufón-Como probablemente han llegado a comprender, me han forzado a tomar medidas drásticas. ¡He hecho todo por ustedes, pero nuevamente ninguno está riendo! Bueno, creo que ya es hora de ver unas cuantas sonrisas, ¿No les parece? ¡Ja, Ja, Ja, Ja! ¡Ya sé lo que piensan! ¿Cómo es que mataré a una ciudad entera? ¡Pues aquí les traigo la respuesta!

Mientras decía esto, El Joker hizo un chasquido con los dedos y Arnold movió la cámara hacia la izquierda.  En el centro de la habitación se veía una especie de enorme contenedor que parecía una lata de metal oxidada con dos metros y medio de altura. Alguien había pintado en él con aerosol la cara de un payaso de pelo azul, nariz naranja, ojos amarillos y una enorme sonrisa roja. Justo en la frente de la cara del payaso había un pequeño interruptor que llevaba pintado un espiral verde. Teniendo el micrófono cerca de la boca, el Joker arrastró a Phil a la pantalla usando su mano derecha hasta dejarlo al lado contenedor.

-Phil-Dijo feliz, mientras acercaba el micrófono a la boca de Phil-¿Podrías ahora decirle a los espectadores qué es esto, por favor?

Phil escupió un poco de sangre al suelo y murmuró:
-Es una bomba atómica llena de Gas Hilarante, una toxina que fomenta los deseos de reírse hasta morir, con un radio de explosión de seis kilómetros.

-¡Muchas gracias, Phil!-Anunció el Joker, con entusiasmo-A menos que reciba veinte millones de dólares, activaré esta bomba en una hora. ¡Si mis chicos ven a algún hombrecito de azul merodeando por mi escondite o a un lunático disfrazado de murciélago, me cargo a la ciudad entera! 
¡Considérenlo mi mejor chiste! ¡Ja, Ja, Ja, Ja, Ja!

En el momento en el que el Joker señalaba la bomba en pantalla, Batman ya había salido de la cueva y conducía su Bat-Móvil por las calles de Gótica, mientras Alfred intentaba localizar la señal.

-He intentado rastrear todas las antenas de televisión posibles, señor-Dijo el mayordomo, comunicándose por un transmisor con su amo-Pero ninguna tiene una señal que concuerde con la que el Joker ha usado.

-Entonces ese loco debe estar utilizando una señal clandestina-Dijo Batman, con una voz que parecía un susurro.

Una idea pasó por la mente del Caballero Oscuro, por lo cual este activó la pantalla que había en el centro de su vehículo.

-Bat-Computadora, busca posibles antenas de transmisión con señales aisladas de la señal de la televisión principal de Ciudad Gótica.

La computadora se encendió y una voz electrónica masculina creada por computadora se activó:

-Buscando....

Después de unos segundos, el monitor finalmente produjo un pitido breve y apenas audible, mientras señalaba una cierta localización en el mapa de Ciudad Gótica. La voz volvió a escucharse:

-Encontrado. Señal localizada en la vieja casa de la risa de ciudad gótica, ubicada en el sur de la ciudad, a trece cuadras de viaje.

-Te tengo-Dijo Batman, con frialdad, mientras pisaba el acelerador a fondo.
En unos pocos minutos, el Bat-Móvil, al igual que casi todas las patrullas del D.C.P.G., estuvo estacionado frente a la antigua Casa de la Risa, la única atracción en Ciudad Gótica que podía probar la existencia histórica del Circo Haly, el cual había desaparecido misteriosamente en 1923, después del asesinato de los Grayson Voladores y el inicio de los rumores del nacimiento de un niño deforme con aspecto de cocodrilo*. Aun así, de alguna forma, la Casa había permanecido estable y los sistemas de esta seguían en funcionamiento, aunque por afuera tenía un estado deplorable.

Apenas bajó de su auto, Batman se dirigió a hablar con Gordon: Estaba hablando con Ritchie, el cual se notaba tenso y asustado.

-¿Ha habido alguna señal?-Preguntó el vigilante, con sumo interés.

-Nada-Respondió Gordon, recibiéndole-Sigue exigiendo la cantidad de dinero exigida y amenaza con matar a cualquiera de nosotros que entre.

-Sólo nos quedan treinta minutos-Dijo Ritchie-¡Activará la bomba en cualquier momento!

-Tú y tus hombres quédense aquí-Dijo Batman-Me encargaré de esto personalmente.

-¡A menos que te vean, no podrás salvar a nadie!-Dijo Gordon, con furia-¡Maldita sea, estamos perdidos! ¡Debemos entregarnos!

-No me verán-Dijo el Caballero Oscuro, al mismo tiempo que abría la gastada puerta que servía de entrada a la Casa de la Risa.

-¡Detente!-Gritó Gordon, apuntándole con la pistola en la espalda-¡Estás loco! ¡Alto o te dispararé!

-No, no lo harás-Contestó Batman, serenamente y sin siquiera voltearse-Porque sabes que es lo que nos separa de él.

Y diciendo esto, se introdujo en el edificio.


-Nos matará a todos-Dijo Ritchie.

CONTINUARÁ....