Capítulo
13: La batalla final, parte 1: La última risa
A
la mañana siguiente, Batman había vuelto a conectar el ordenador de la
Bat-computadora con el televisor de su propia casa, después de haber preparado
el Bat-Móvil y dejarlo frente a la salida de la cueva. Mientras terminaba de
encender el enorme monitor, Alfred ingresó en la caverna iluminada por los
rayos del sol y se encaminó a hablar con su amo.
-¿Exactamente
qué es lo que planea hacer ahora, señor?-Preguntó el mayordomo.
-Estar
listo, Alfred-Respondió Batman, mientras usaba un pequeño control remoto negro
y cambiaba de canal cada cinco segundos, como si buscase uno en especial-Si mis
premoniciones son ciertas, estoy seguro de que el Joker anunciará su próximo
ataque por televisión. Lo ha hecho antes y es probable que lo haga esta vez. He
conectado un sistema en la Bat-computadora que me permitirá rastrear el origen
de su señal en cualquier canal en el que se presente.
De
pronto, la programación habitual de todos los canales de televisión se vio
interrumpida por una grabación de cámara en vivo. En ella se podía observar con
claridad una habitación con las paredes pintadas con rayas rojas y amarillas y
un suelo de un color blanco pálido, en parte por una cierta cantidad de polvo.
En el suelo había un hombre gordo de aproximadamente unos treinta y dos años,
atado de las manos por una larga soga y con algunas lastimaduras y moretones en
la cara. Llevaba puesta una camisa azul, zapatos negros y unos pantalones
grises. El Joker, con su traje púrpura puesto y un micrófono en la mano
izquierda, bailaba cómicamente alrededor
de él.
-¡Jefe,
estamos al aire!-Susurró una voz fuera de escena.
El
Joker reaccionó velozmente y, sonriendo sádicamente, acercó el micrófono a la
cara del hombre.
-¡Hola,
amigo!-Dijo el payaso-Dinos, ¿Cuál es tu nombre?
-Phil-Respondió
el hombre, alzando un poco la cabeza-Me llamo Phil.
La
cámara dio un giro a la derecha y mostró a otras cinco personas, tres hombres y
dos mujeres, que también estaban atados y en el suelo, pero amordazados, dando
gemidos de sufrimiento y pena. Cinco hombres, vestidos con chalecos antibalas y
con máscaras de payaso los vigilaban, portando metralletas en las manos.
-Muy
bien, Phil-Se escuchó decir al Joker-¿Podrías explicarle a los
espectadores por
qué estamos todos aquí reunidos el día de hoy?
-Estamos
aquí-Decía Phil-Porque somos rehenes, y a menos que se paguen cuarenta millones
de dólares, moriremos junto con toda Ciudad Gótica.
-¡Arnold,
Imbécil!-Gritó el Joker-¡La cámara! ¡Hacia aquí!
-Lo
siento, jefe-Dijo Arnold, mientras enfocaba con la cámara al psicópata
nuevamente.
-¡Así
es, damas y caballeros!-Continuó el bufón-Como probablemente han llegado a
comprender, me han forzado a tomar medidas drásticas. ¡He hecho todo por
ustedes, pero nuevamente ninguno está riendo! Bueno, creo que ya es hora de ver
unas cuantas sonrisas, ¿No les parece? ¡Ja, Ja, Ja, Ja! ¡Ya sé lo que piensan!
¿Cómo es que mataré a una ciudad entera? ¡Pues aquí les traigo la respuesta!
Mientras
decía esto, El Joker hizo un chasquido con los dedos y Arnold movió la cámara
hacia la izquierda. En el centro de la
habitación se veía una especie de enorme contenedor que parecía una lata de
metal oxidada con dos metros y medio de altura. Alguien había pintado en él con
aerosol la cara de un payaso de pelo azul, nariz naranja, ojos amarillos y una
enorme sonrisa roja. Justo en la frente de la cara del payaso había un pequeño
interruptor que llevaba pintado un espiral verde. Teniendo el micrófono cerca
de la boca, el Joker arrastró a Phil a la pantalla usando su mano derecha hasta
dejarlo al lado contenedor.
-Phil-Dijo
feliz, mientras acercaba el micrófono a la boca de Phil-¿Podrías ahora decirle
a los espectadores qué es esto, por favor?
Phil
escupió un poco de sangre al suelo y murmuró:
-Es
una bomba atómica llena de Gas Hilarante, una toxina que fomenta los deseos de
reírse hasta morir, con un radio de explosión de seis kilómetros.
-¡Muchas
gracias, Phil!-Anunció el Joker, con entusiasmo-A menos que reciba veinte
millones de dólares, activaré esta bomba en una hora. ¡Si mis chicos ven a
algún hombrecito de azul merodeando por mi escondite o a un lunático disfrazado
de murciélago, me cargo a la ciudad entera!
¡Considérenlo mi mejor chiste! ¡Ja,
Ja, Ja, Ja, Ja!
En
el momento en el que el Joker señalaba la bomba en pantalla, Batman ya había
salido de la cueva y conducía su Bat-Móvil por las calles de Gótica, mientras
Alfred intentaba localizar la señal.
-He
intentado rastrear todas las antenas de televisión posibles, señor-Dijo el
mayordomo, comunicándose por un transmisor con su amo-Pero ninguna tiene una
señal que concuerde con la que el Joker ha usado.
-Entonces
ese loco debe estar utilizando una señal clandestina-Dijo Batman, con una voz
que parecía un susurro.
Una
idea pasó por la mente del Caballero Oscuro, por lo cual este activó la
pantalla que había en el centro de su vehículo.
-Bat-Computadora,
busca posibles antenas de transmisión con señales aisladas de la señal de la
televisión principal de Ciudad Gótica.
La
computadora se encendió y una voz electrónica masculina creada por computadora
se activó:
-Buscando....
Después
de unos segundos, el monitor finalmente produjo un pitido breve y apenas
audible, mientras señalaba una cierta localización en el mapa de Ciudad Gótica.
La voz volvió a escucharse:
-Encontrado.
Señal localizada en la vieja casa de la risa de ciudad gótica, ubicada en el sur
de la ciudad, a trece cuadras de viaje.
-Te
tengo-Dijo Batman, con frialdad, mientras pisaba el acelerador a fondo.
En
unos pocos minutos, el Bat-Móvil, al igual que casi todas las patrullas del
D.C.P.G., estuvo estacionado frente a la antigua Casa de la Risa, la única
atracción en Ciudad Gótica que podía probar la existencia histórica del Circo
Haly, el cual había desaparecido misteriosamente en 1923, después del asesinato
de los Grayson Voladores y el inicio de los rumores del nacimiento de un niño
deforme con aspecto de cocodrilo*. Aun así, de alguna forma, la Casa había
permanecido estable y los sistemas de esta seguían en funcionamiento, aunque
por afuera tenía un estado deplorable.
Apenas
bajó de su auto, Batman se dirigió a hablar con Gordon: Estaba hablando con
Ritchie, el cual se notaba tenso y asustado.
-¿Ha
habido alguna señal?-Preguntó el vigilante, con sumo interés.
-Nada-Respondió
Gordon, recibiéndole-Sigue exigiendo la cantidad de dinero exigida y amenaza
con matar a cualquiera de nosotros que entre.
-Sólo
nos quedan treinta minutos-Dijo Ritchie-¡Activará la bomba en cualquier
momento!
-Tú
y tus hombres quédense aquí-Dijo Batman-Me encargaré de esto personalmente.
-¡A
menos que te vean, no podrás salvar a nadie!-Dijo Gordon, con furia-¡Maldita
sea, estamos perdidos! ¡Debemos entregarnos!
-No
me verán-Dijo el Caballero Oscuro, al mismo tiempo que abría la gastada puerta
que servía de entrada a la Casa de la Risa.
-¡Detente!-Gritó
Gordon, apuntándole con la pistola en la espalda-¡Estás loco! ¡Alto o te
dispararé!
-No,
no lo harás-Contestó Batman, serenamente y sin siquiera voltearse-Porque sabes
que es lo que nos separa de él.
Y
diciendo esto, se introdujo en el edificio.
-Nos
matará a todos-Dijo Ritchie.
CONTINUARÁ....